Objetivo: salir del piloto automático y recordar que las personas que nos rodean no son algo garantizado, sino vínculos que necesitan presencia y cuidado.
Cómo hacerlo (1–2 minutos):
- Elige a una persona cercana
Puede ser tu pareja, un hijo, un familiar, un amigo o un compañero de trabajo con quien suelas interactuar a diario. - Detén el ritmo un momento
Respira una vez de forma consciente. Nota que vas a dedicarle un minuto real de atención. - Reconoce algo que das por hecho
Pregúntate:
“¿Qué hace esta persona por mí o por nuestra relación que suelo pasar por alto?” Puede ser algo mínimo: un mensaje, una pregunta, una actitud, un gesto cotidiano. - Siente el impacto
Tómate unos segundos para notar cómo cambia tu percepción cuando reconoces ese gesto.
No hace falta escribirlo ni comentarlo: solo sentirlo. - Haz un microgesto de cuidado
A lo largo del día, ofrece un gesto pequeño que diga “te veo”:- una mirada presente
- un “gracias” sincero
- un mensaje breve
- un toque en el brazo
- un tono más amable